Gabriele Bruttini es un joven italo-venezolano de 22 años. Nació en Caracas y sus estudios los realizó entre los colegios Agustín Codazzi y el Teresiano La Castellana. Recientemente egresó en Economía de la Universidad Católica Andrés Bello.
Actualmente, se encuentra en un programa internacional llamado “International Management Trainee Program” en Kraft Heinz. Allí «se dedican a formar a los próximos líderes de la compañía, mediante un proyecto que ellos te confieren».
En el año 2021 se realizó la II edición del concurso “Fare Cinema – El inmigrante italiano”. Allí, Gabriele Bruttini junto a Ana Karina Monrro, presentaron “Un apellido olvidado”, cortometraje que ganó el segundo lugar. A continuación descubrirás por qué dicho proyecto ha sido tan especial para Bruttini.
Gabriele Bruttini realzó el apellido Milani en el “Fare Cinema”
“Fare Cinema – El inmigrante italiano” es un concurso de cortometrajes que se realiza en Caracas, Venezuela. Quienes aman a Italia y son entusiastas del trabajo audiovisual tienen la oportunidad de participar. Allí han podido mostrar en la gran pantalla las memorias de lucha y perseverancia de muchas familias italianas. Asimismo, en “Un apellido olvidado”, dirigido por Monrro y producido por Bruttini, presentaron las dificultades de la migración. Resaltaron las similitudes entre la diáspora de los venezolanos y la historia de la familia de Gabriele, los Milani.
Los Milani huyeron de Europa, llegaron a Venezuela en el año 1930 y se establecieron en una pequeña casa. Con apenas cuatro máquinas de pasta y todo su esfuerzo, lograron crear la primera fábrica de pasta en Venezuela.
Gabriele Bruttini: «Estoy súper orgulloso de lo que logramos…»
Fue lo que expresó Bruttini con respecto a su paso por el concurso y haber obtenido el premio al segundo lugar. «Para mí fue una experiencia genial, apenas me enteré del proyecto, le dije a Ana Karina: “Mira, vamos a lanzarnos con esto”». «Lo que quería era dejar una huella más, en la que se pudiera recordar el apellido de mi familia, los logros», destacó Gabriele. «Por eso se llama “Un apellido olvidado”».
Algo que aprendió y que también lo comparte como consejo a quienes decidan tomar este camino: “Elegir un tema que te apasione”. Es importante que el proyecto «muestre tu esencia y que sepas que va a llegar al corazón de los demás», mencionó.
Enseñanzas e impresiones sobre su familia
Para Gabriele Bruttini, el esfuerzo ha sido uno de los importantes aprendizajes que le ha dejado su familia. «Ellos vinieron aquí, no sabían nada del mercado y simplemente persistieron para seguir trabajando y creando algo cada vez más grande», explicó. Además, «siempre, aparte de todo el esfuerzo que es único y que tiene todo el valor del mundo, lo hicieron siempre en familia», concluyó Bruttini.
Un poco sobre su infancia
Gabriele contó que su papá le educó «como si fuera un italiano, porque esa fue la educación que él recibió y bajo los aprendizajes que vivió allá en Italia». Su padre nació en Venezuela pero a sus cinco años se fue a vivir a Italia y regresó de Génova cuando tenía 32 años.
Por otro lado, Bruttini, en sus primeros ocho años de estudio, se formó en un colegio italo-venezolano: Agustín Codazzi. Allí recibió una educación únicamente en italiano. Fue al pasar a sexto grado de primaria que todo cambió. Entró en un nuevo colegio, el Teresiano La Castellana, que es netamente venezolano. «Me tuve que acostumbrar a ese dinamismo que ellos tienen, a ese calor y afecto que mantienen siempre».
Las raíces de Gabriele Bruttini en Venezuela
A pesar de que durante su infancia se consideraba más italiano que venezolano, Bruttini comentó que, al crecer, se ‘tropicalizó’ y se siente orgulloso de ser italo-venezolano, teniendo lo mejor de dos naciones. «Soy un gris que saca lo mejor de los dos mundos». Sin embargo, aún sigue viviendo esa italianidad. Aseguró que se encuentra haciendo cambios «para transmitir y continuar esta cultura que mi familia siempre resaltó y trató de difundir a su manera». Entre dichos cambios, contó al cortometraje.
También mencionó un artículo que escribió para su universidad y que también se titula “Un apellido olvidado”. Asimismo, comentó que participa en una organización de la CAVENIT (Cámara de Comercio Venezolano-Italiana). Ésta se llama “Sportello Giovani” y busca transmitir el espíritu empresarial de los italianos.
«Me encanta la familiaridad, la gastronomía…»
Son algunos de los aspectos que Gabriele Bruttini resaltó de la cultura italiana. También la responsabilidad, que ha sido uno de los ejemplos más importantes que le ha inculcado su familia paterna. Además, mencionó el sentido empresarial, que es muy distinto el de los italianos que el de los venezolanos. Este ha sido otro aprendizaje que obtuvo, también por parte de los Milani.
La cultura italiana forma parte de su esencia
Gabriele Bruttini culminó con un gran mensaje y destacó que siempre «hay que mantener nuestra cultura italiana, que es única, nos identifica y es parte de nuestra esencia». «Nos demuestra de dónde venimos y hacia dónde queremos ir también».
Es decir, «cómo podemos guiar nuestro futuro, pero sin nunca olvidar que uno vive en un contexto completamente distinto, como es el venezolano». Aclaró también la importancia de resaltar lo positivo de la venezolanidad. Además de sostener «esa capacidad de adaptarnos y ‘tropicalizarnos’ al punto de ser italo-venezolanos».
Así concluyó Gabriele Bruttini, quien ha sabido dejar su huella y hacer recordar el apellido de quienes marcaron la historia de la gastronomía en Venezuela, los Milani. Y, cuyo cortometraje, “Un apellido olvidado”, puedes encontrar a continuación.
