Las Puertas de la Ciudad es un monumento construido entre los años 1994 y 1995, en la ciudad de Barquisimeto del estado Lara, en Venezuela. Específicamente, en el espacio público “Paseo El Cardenalito”.
Su creación estuvo en manos del arquitecto Franco Micucci. Fue uno de los primeros proyectos que realizó justo después de volver de Estados Unidos, donde culminó su máster en Diseño Urbano, en la Universidad de Harvard.
Aquellos monolitos convertidos en Las Puertas de la Ciudad, llevan consigo toda una historia que contaremos a continuación. Desde que llegaron en forma de idea, hasta el momento en que fueron construidos.
Pero antes, ¿quién es Franco Micucci?
Franco Micucci es un arquitecto venezolano con ascendencia italiana, graduado de la Universidad Simón Bolívar de Caracas. Al culminar su carrera, realizó un máster en Diseño Urbano en la Universidad de Harvard de Estados Unidos.
Luego, regresó a Venezuela en el año 1993 y decidió crear su propia firma: “MA+” (Micucci Arquitectos y Asociados). Con ésta ha desarrollado una importante cantidad de obras, entre las cuales se encuentra “Las Puertas de la Ciudad“.
Micucci ha participado en varios concursos de arquitectura y ha ejercido la docencia en la Universidad Simón Bolívar por más de 28 años. Actualmente es el jefe del departamento de Diseño, Arquitectura y Artes Plásticas de dicha casa de estudios.
Las Puertas de la Ciudad y sus comienzos
Durante una interesante entrevista realizada a Micucci, por los encargados del canal de Youtube “Arquitectura Venezuela”, éste explicó toda su historia con detalle.
Fue entre los años 1994 y 1995, luego de su regreso de Estados Unidos, cuando notó que todo el país «se empezó a llenar de objetos curiosos: maracas, cuatros, vírgenes…», comentó. Además, «todas las carreteras empezaron a llenarse con cuanta cosa folklórica se quería hacer».
En esos momentos, «a nosotros nos convoca alguien muy querida, que era (…) la directora general de la alcaldía de Barquisimeto…», contó. Ella les explicó «que querían hacer algo en la entrada de Barquisimeto».
Fue así como surgió el proyecto
Las Puertas de la Ciudad nació desde el siguiente planteamiento: ¿Por qué no escribir el nombre de la ciudad? Sin embargo, Franco aclaró: «Nada como lo que se hace hoy en día, que son estas letras comerciales y con las que todo el mundo se saca fotos, que ya es casi como una franquicia».
Ellos decidieron ir más lejos. «¿Por qué no desarrollar un monumento, que son básicamente doce monolitos, que simbolizan el nombre de la ciudad?». Desde este punto, comenzaron a jugar con varias ideas.
Por ejemplo, la valla publicitaria que anuncia el nombre de la ciudad y cuánta es la distancia que falta para llegar. Y también la idea de la silueta y los perfiles de los rascacielos que, al acercarse, funciona como una manera de decir “estoy llegando”.
¿En qué se basó este plan?
Efectivamente, Las Puertas de la Ciudad terminó basándose en unos rascacielos miniatura, es decir, unas torres de apenas doce metros de altura. Aun así, parecen unas grandes torres a la distancia.
Sin embargo, mientras «te vas acercando, te vas dando cuenta que no tienen escala para ser edificios sino que son simplemente monolitos, unos tótems», afirmó. Éstos dibujan unas letras que no son literalmente eso.
Micucci explicó que son unas letras «en abstracto, como quien arruga la vista cuando ve una nube y empieza a imaginar que hay un perro, un gato o una mariposa». Lo cierto es que buscaron jugar o apelar a una condición artística.
Un poco sobre la travesía de Las Puertas de la Ciudad
«Era un proyecto muy sencillo», confirmó Franco. A pesar de esto, también comentó que cambió de terreno tres veces, pasó por tres gestiones en la alcaldía y se terminó construyendo después de diez años. «El proyecto ya estaba viejo, olía a viejo».
Hubo un momento en el que la alcaldía construyó una torre muy grande que, al parecer, la ciudad odió. Es por esto que terminaron tomando la decisión de invertir en el proyecto de Las Puertas de la Ciudad.
Así fue como este diseño de escala menor le dio muchas gratificaciones a Micucci. Pudo jugar con las luces y sombras, y usar el ladrillo (material característico de la ciudad). Pero, sobre todo, «consolidar ese espacio público de “Paseo El Cardenalito”, que fue donde se terminó ubicando».
¿Micucci tuvo alguna inspiración para realizarlo?
Pues, sí. Las Puertas de la Ciudad era un proyecto que estaba pensado para que resultara más grande pero, por el espacio, lo construyeron en una versión miniatura. No obstante, Franco mencionó: «Para mí, lo monumental en la arquitectura no tiene que ver con el tamaño de las cosas, sino con la intensidad de las relaciones».
«Hay un proyecto que me encanta mencionar, es este famoso y pequeño templo en Roma que se llama “San Pietro in Montorio”». Explicó que es un pequeño pabellón neoclásico, en el centro de un patio.
«No mide ni cuatro metros de ancho y es monumental: Cuando tú entras en ese patio y ves eso, dices “wow, ¡aquí está Dios!”». Y agregó: «Es porque la intensidad de las relaciones tiene que ver con la escala de esa pieza con su entorno».
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