El Jardín Botánico de Caracas es un espacio destinado a la colección de plantas vivas. Con motivo de investigación botánica, medicinal, educativo o de conservación. Está ubicado un poco antes de llegar a la entrada de la Universidad Central de Venezuela.
Las personas que formaron parte de este proyecto fueron: El arquitecto Carlos Raúl Villanueva, el botánico Tobías Lasser, el horticultor August Braun y el jardinero Pedro Naspe. La historia de este Jardín Botánico comienza en el año 1945. Desde entonces, son muchos los aprendizajes que este espacio le ha brindado a la cultura y sociedad venezolana e internacional a lo largo de los años.
Importancia de los jardines botánicos
Un jardín botánico tiene como principal objetivo «el estudio científico de la diversidad vegetal y el desarrollo de prácticas hortícolas», como afirma el portal EcuRed. Éstas permiten la introducción de plantas y frutos, para uso medicinal y consumo humano.
A partir de estos jardines se han creado escuelas de agricultura, forestales y horticultura, herbarios, centros de investigación botánica, etc. Es en estos sitios donde se coleccionan diversas flores que servirán para el estudio científico.
«En Venezuela los jardines botánicos (…) se caracterizan por su heterogeneidad en cuanto a su organización técnico-administrativa, extensión e infraestructura», asegura EcuRed. Se basan en la conservación ex situ de diversas especies vegetales, de origen nativo y extranjero.
Historia del jardín botánico de Caracas
En el año 1945, se inició «un intenso trabajo científico de reforestación y plantación de árboles exóticos», como se confirma en el portal de la UCV. Esto inició en «terrenos de la antigua hacienda Ibarra para dar vida al Jardín Botánico de la UCV».
Tiempo después, el Jardín Botánico de Caracas fue nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, junto al Real Jardín Botánico Kew de Londres. «Aunque estuvo administrado por el Estado venezolano desde el año 1969, el Jardín Botánico de Caracas fue parte del proyecto diseñado por Villanueva». Por ello, a raíz de la declaratoria, su administración fue devuelta a la UCV en el año 2000.
¿Cómo se desarrolló esta historia?
El Jardín Botánico de Caracas, el primero de la ciudad, abrió sus puertas al público en el año 1958. Este espacio «formó parte del proyecto original de la Ciudad Universitaria de Caracas, creado por Carlos Raúl Villanueva», asegura la web UCV.
«…Para el desarrollo del proyecto del primer Jardín Botánico de la ciudad, se comenzó una siembra de árboles». Con este experimento se confirmó «cómo las condiciones ambientales pueden ser modificadas dentro de un contexto urbano». También se comprobó los cambios favorables que significa para el ecosistema.
Se seleccionaron especies autóctonas y especies extranjeras que fueron «introducidas y combinadas de acuerdo con su origen, taxonomía, uso medicinal», etc. Así se aseguraría su reproducción natural y se promovería la investigación sobre botánica.
Estructura del Jardín Botánico de Caracas
La estructura del Jardín Botánico está basada en una cadena de áreas verdes encargadas de bordear el edificio de la ‘Fundación Instituto Botánico de Venezuela Dr. Tobías Lasser’.
Como lo corrobora el portal Eco Política Venezuela, el Jardín «cuenta con más de 2.500 especies que corresponden a unas 200 familias botánicas». De las cuales el 50% son de Venezuela. El resto de las especies proviene de Centroamérica, África, la India y otras regiones de Asia y Sudamérica. También «posee una extensión de 70 hectáreas».
Entre el pasado y la actualidad
Este proyecto, es decir, «la transformación de las colinas, antes áridas», fue un proceso que tomó 30 años aproximadamente. Sin embargo, con el tiempo, el Jardín Botánico de Caracas ha vivido fuertes cambios y daños hasta hoy en día.
En el portal Eco Política Venezuela, conversaron con la Dra. Argelia Silva. Ella es bióloga y estuvo vinculada al Jardín desde los años ochenta hasta su jubilación en el 2017. «Silva expone que el deterioro del Jardín ha llevado a la pérdida de especies vivas (…) y de la colección de plantas acuáticas», cuya disminución supera el 50%.
Éste es solo uno de los preocupantes cambios que se han denunciado en los últimos años. El Jardín Botánico de Caracas, no solo nos invita a visitarlo y honrarlo, sino también a tomar las decisiones que sean pertinentes para poder preservarlo.
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